Un admirable desconocido

Aunque la mayoría de recuerdos de nuestra infancia se reducen a fogonazos nebulosos de los que logramos rescatar ciertas sensaciones y emociones, hay momentos grabados a fuego en nuestra mente y que se rememoran tan vívidos como si hubieran sucedido ayer. En mi caso, recuerdo perfectamente el día que mi primer ordenador llegó a casa.

Días atrás les había rogado a mis padres que se apuntaran a la “porra” que organizaba uno de los videoclubs de mi barrio, ya que se sorteaban figuras de acción, libros juveniles, videojuegos y un ordenador del que desconocía el nombre, pero que me tenía hechizado con su colorida caja. Pues bien, quiso la fortuna que el número correspondiente al primer premio (¡el ordenador!) fuera el que habían elegido mis padres. Omitiré contar todo lo que sentí en ese viaje desde el videoclub hasta mi casa porque todo “jugón” que se precie, seguro que ha sentido lo mismo al comprar, a ese edad, un juego o consola deseada durante meses, ¿verdad?

Recuerdo con total nitidez como organizamos aquel lío de cables (había que acoplar un cassete externo para la lectura de las cintas) y una vez montado todo el “tinglado”, con gran ceremonia, como dimos al botón de encendido. Mi ordenador “Dragon 32” (nombre que hacía referencia a sus 32k de memoria RAM) ya estaba listo para dar “guerra”.

El primer juego que probé fue “Horace Goes Skiing” y, dada mi corta edad, era un sueño hecho realidad jugar en casa a aquella mezcla de “Frogger” y juego deportivo. Y es que pese a las limitaciones de la máquina, el juego se movía a una buena velocidad y tenía una jugabilidad exquisita (dentro de lo que podían ofrecer los títulos de aquella época). Luego vendrían títulos memorables como “Jet Set Willy”, “Chuckie Egg” o “Devil Assault”. Este último una auténtica maravilla que animo desde aquí a probar con algún emulador ya que es un “Galaxian” con mucha personalidad y que aún hoy conserva una jugabilidad a prueba de bombas (que se multiplicaba por mil gracias al joystick que acompaña al ordenador).

Por desgracia, aunque el catálogo del “Dragon 32” tenía auténticos “bombazos”, no era demasiado extenso y además resultaba difícil encontrar juegos en los establecimientos de la época. Y es que Spectrum venía pegando fuerte con sus modelos de 16K y posteriormente 48K y se estaba comiendo todo el mercado de los microodenadores en nuestro país.

A partir del año 1984, la empresa galesa Mettoy (fabricante original de los microordenadores Dragon) entró en pérdidas y es adquirida por la empresa española Eurohard S.A. que traslada la fabricación de los ordenadores “Dragon” a Cáceres (sí, amigo, has leído bien: una empresa española). Aunque la idea era implantar los ordenadores “Dragon” en centros educativos españoles de la época, el plan propuesto por Eurohard no cuaja y la empresa quiebra en 1987 tras lanzar algunos modelos nuevos (especialmente llamativo era el “Dragon 200” con 64K de memoria RAM) y preparar el modelo “Dragon MSX” que podía haber sido revolucionario (era compatible con el software de MSX).

Sin duda, una lástima porque era un ordenador con muchas posibilidades (especialmente profesionales) y que además podía haber proporcionado una base industrial importante en nuestro país dentro de la creación de ordenadores. Aun así, los juegos de este olvidado microordenador están ahí para recordarnos que no todo son gráficos de última generación para divertir: “Vultures”, “Avenger”, “The King” (una copia descarada de “Donkey Kong” pero con un control excelente), etc. Y es que, para mí, es imposible olvidar aquella primera partida a “Horace Goes Skiing”.

Autor de la entrada: Curro Gómez

6 Responses to Un admirable desconocido

  1. avatar Nicogalis dice:

    En el ultimo programa Ckultur pregunto que momento histórico nos gustaría presenciar, yo dije el desembarco de Normandía. Sin duda ahora cambiaria ese momento por verte a ti salir del videoclub con tu flamante Dragon 32 y esa sonrisa de felicidad que no podía describir con totalidad la gran felicidad que suponía para un crio de nuestra edad, ese primer ordenador personal.

  2. avatar Curro dice:

    – Jajajajaja. La verdad es que estoy contigo al 100%, es imposible describir las emociones que se agolpaban al llegar ese momento mágico de un ordenador nuevo en casa o conseguir ese juego que llevabas viendo en el quiosco varias semanas en esos stands giratorios con los juegos a 495 “calas” (y que alternaban auténticos juegazos con bazofias infectas que además intentabas, a base de jugar y jugar, que te gustaran para no sentirte como un imbecil por comprar semejante basura). Bueno, para ser sincero, a mí me asaltaba esa emoción infantil incontenible hasta con la Micromanía!!! La de veces que le habré dado la “chapa” al quiosquero preguntado: “¿Ha llegado ya?”. 🙂

  3. avatar cpcbegin dice:

    Yo también guardo un grato recuerdo cuando mi padre me trajo esa especie de tele verde, que se conectaba a un extraño teclado de máquina de escribir que tenía un cassette pegado, no tenía ni idea de que era eso, era mi primer ordenador un Amstrad CPC464 con monitor fósforo verde.
    ¡Que mundo de posibilidades nos habría ese cacharrito! no recuerdo un salto tecnológico tan grande en toda mi vida.

  4. avatar Imsai dice:

    Pue si, esa sensación que se vive, el día que entra por primera vez un ordenador en tu casa no se puede olvidar, es algo que queda grabado a “fuego” en tus recuerdos.

    En mi caso, y en su día lo conté en amstrad.es, después de ponerme los dientes largos, en una gran superficie cuyo simbolo es una flecha verde, y mis padres decirme que ese año no podía ser, ya que la economía no estaba muy bien, llegamos a casa y mediante una técnica de despiste, y convenciendome para que fuese a la calle a comprar una cosa, mis padres prepararon el CPC 464 con monitor a color.

    Imaginaros, lo que fue entrar a casa y VERLO allí en el salon, sin palabras, emocionado, con miedo, ufff, mil cosas en un milisegundo.

    Pocas cosas son comparables a ese momento, concretamente el 4 de enero de 1986.

    Por cierto, el primer juego que puese fue…, Ckultur, lo adivinas?…, Siiiiiiiiii, el Oh Mummy.

    Saludos.

  5. avatar Imsai dice:

    Una corrección, que con la emoción de recordar el momento se me han ido los dedos donde no debía.

    Mis padres me regalaron un CPC 472 con ñ, y no un CPC 464 como he puesto arriba.

    Saludos.

  6. avatar JackSL dice:

    Yo este lo recuerdo porque era el ordenador que teníamos en el cole en la hora de informática.

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